La casa andalusí

11.04.2014 16:42

En al-Andalus la casa es uno de los lugares más importantes, pues es allí donde se realiza la mayor parte de la vida cotidiana. Así, se construía teniendo en cuenta unos principios de habitabilidad, contando con un desagüe, ventilación y preservando la intimidad de los que allí vivían.

Al igual que en la domus romana, la zona principal de la casa andalusí es el patio (shan), en torno al cual se sitúa la vivienda propiamente dicha y que tiene tres funciones principales –ventilación, luz y recogida y almacenamiento del agua de lluvia en un pozo (ayn)-. Son patios pequeños (estamos hablando de casas de pocos metros cuadrados), que además disponen de una zona ajardinada, dispuesta en tiestos en las paredes o en arriates (esta palabra viene del vocablo riat, que significa “jardín”.

Las casas podían tener dos plantas, llamándose la planta alta algorfa. En el mundo islámico, ateniéndose a ese principio de la intimidad, se pretende aislar la casa del exterior, obligando al que entra a dar un giro de 90°, pues al cruzar la puerta se da de bruces contra un muro. Ese espacio de transición que separa la casa de la calle recibe el nombre de zaguán. Sería aquí donde, en caso de haberlo, se situaría el taller de trabajo.

En los hogares andalusís vivían abuelos, padres, hijos, nietos, sobrinos, etc. Así, la casa estaba dividida en pequeñas estancias que hacían a su vez para los distintos núcleos familiares. Estas estancias eran llamadas quba, término árabe del que procede la palabra castellana “alcoba”. Junto a las paredes de estas qubas se situaban los lechos, (alhanías).El espacio central que quedaba entre las alhanías era multiusos y allí se realizaba la vida familiar.

La cocina es la única dependencia de la casa que da al exterior, por motivos de ventilación. Se componía básicamente de un muro donde se situaban los anafes y de una alacena (ambos términos son de origen árabe). Junto a ésta y en el hueco de la escalera que daba al piso superior se encontraba la letrina, espacio del hogar que compartía el albañal (desagüe) con la cocina. Los desechos orgánicos iban a parar desde el interior de la casa hasta una fosa séptica situada en la calle.  

El piso de arriba estaba formado por una sucesión de qubas y alhanías, además de un estrecho pasillo en torno al patio por el que se entraba a las distintas habitaciones.

A diferencia de la casa romana, la decoración en los hogares andalusíes es muy sobria, sin mosaicos y sin figuras. Se prefiere siempre una ornamentación que adopta dos formas: lacería –geométrica de estrellas enlazadas. Se utiliza el rojo y nunca se cubren las paredes hasta arriba, sólo la parte inferior. Las estrellas simbolizan el Universo- y de ataurique –con motivos vegetales en los que la palma tiene siempre un mayor protagonismo. Simboliza el Paraíso-. A partir de época nazarí aparece en al-Andalus el azulejo, en los cuales destacan los colores azul y blanco. 

Esquema de una casa andalusí

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